«¡ESPAÑA, COÑO!»
A los cuarenta años del golpe del 23 F, nadie duda de que se jugó fuerte pero, inexplicablemente, algunos de sus aspectos lingüísticos han pasado desapercibidas para los sesudos analistas. ¿Será porque tocan una parte del cuerpo? ¿Será porque no tienen perspectiva de género? Pongo el espéculo y adentrémonos en los hechos: una sorprendente conversación telefónica entre el Coronel Tejero y el ultraderechista García Carrés, “su enlace en el exterior” del Congreso con el resto de golpistas:
García Carrés: ¡Qué cojones! No, no, no, no os dejéis engañar. No renunciéis ¡que es España!
Tejero: De acuerdo que es España…
García Carrés: ¡Que es ESPAÑA, COÑO!
Tejero: ¡Viva ESPAÑA, COÑO!
García Carrés: ¡VIVA ESPAÑA!
García Carrés: ¡VIVA!
(cuelgan)
No se dejen engañar por el tono exaltado. Los profundos e insoslayables argumentos que intercambian los interlocutores habían sido consensuados anteriormente. No cabe duda de que compartían una visión de España. ¿Pero cuál exactamente? ¿Identificaban la madre patria con una supervulva? ¿Imaginaban unos gigantescos labios menores y mayores ocupando la piel de toro de los mapas? ¿Propugnaban un sentido y revolucionario homenaje a la Matria? ¿Concebían al Congreso como la mismísima entrada al conducto vaginal? Son muchas las preguntas todavía sin respuesta.
La primera hipótesis de trabajo nos la brinda Don Luis Buñuel en Mi último suspiro. Cuenta el insigne cineasta en sus memorias que durante la Guerra Civil española necesitó cruzar la frontera a Francia sin tener la documentación en regla. Cuando el guardia civil de fronteras se disponía a cuestionarle, Buñuel soltó con gran vehemencia una ristra formidable de los peores tacos del amplio repertorio hispano. ¿Resultado? El guardia le dejó pasar. Sí, así sin más… ni menos, pues esta anécdota, además de ejemplificar el surrealismo en estado puro, revela una mentalidad no del todo superada.
Veamos: tomando el nombre de dios y su madre en vano sin que le fulmine instantáneamente un ángel exterminador, Buñuel demuestra estar por encima del orden establecido. Establece su autoridad y su bravura atreviéndose a pronunciar las malas palabras que denuestan lo que nos ha sido impuesto o reprimido – la religión o la sexualidad, por ejemplo. Sabe, además, que el guardia lo va a entender pues ambos comparten el concepto de autoridad de la época que, paradójicamente, se manifestaba saltándose el orden. Se trata, claro está, de un concepto autocrático de la autoridad, opuesto al del régimen democrático en el que la ley debe ser respetada por todas las personas sin distinción.
No hay texto sin contexto y el contexto de los tacos como salvoconducto fronterizo y el de la ‘España Matriz’ de los golpistas es el mismo: una cultura en la que el poder se basa en el tamaño, sea del falo o de la lengua como símbolo del primero. Pero, ay ilusas, ese poder no se utiliza para respetar y conocer, seducir y persuadir, dar placer y cuidar, sino para acorazarse y endurecerse, imponer y dominar. ¿Y qué cabe esperar de una cultura en la que ‘joder’ es sinónimo de fastidiar? Lo mínimo son procesiones como las del Coño insumiso o el Chumino Rebelde, y perfiles de Facebook al estilo de “VIVA ESPAÑA COÑO!!!!!!!” cuyo moto habla solo: “Haber cuantas personas reunimos que nos guste España. VIVA ESPAÑA!”. A todo lo cual podríamos añadir otra nota falsa del repertorio de James Rhodes: su “viva España, coño” pronunciado al recibir la nacionalidad española. (¡¿Dónde lo habrá aprendido?!). ¿Pero quién puede culpar a Rhodes – al fin y al cabo un novato en la piel de toro – cuando reina aquí la confusión? Al menos en apariencia. Vean sino como ‘coñazo’ es sinónimo de algo enormemente aburrido. A saber con quién se juntará, pero se ve a las claras que rápido pierde el excitante sentido que le rodea cuando acompaña el nombre de España. (O estás conmigo o estás contra mi, coño, coñito, coñazo, pero no escaparás porque yo mando.)
En conclusión, yo les insto a no tomar el nombre del —- en vano. No por mucho pronunciar, se conoce más temprano.
ILUSTRACIÓN y REFERENCIA
Vulva Love, de Laura Serradilla. Recomiendo vivamente las floridas y coloreables vulvas de esta artista para inducir a la gozosa meditación sobre el yoni y su capacidad civilizadora o como gentil divertimento. Las encontrarán en su obra y en su libro El placer es mío . Un bello regalo.
La conversación entre Tejero y García Carrés transcrita en este artículo pudo escucharse en el programa especial «Un 23F de hace cuarenta años«, Telediario de La 1, 23F de 2021, a partir del minuto 13,22.